martes, 12 de junio de 2012

Blancanieves otra vez…



  La producción cinematográfica se pone temática por momentos… Ahora es el turno de hacer de nuevo los cuentos infantiles, pero  para los infantes de aquí y ahora…

  “Espejito, espejito”, memora la versión de La bella durmiente, “Blancanieves y el cazador” en este momento, retoma la temática que ocupa las pantallas como lo hiciera en otros años la multiplicada Caperucita (“La verdadera historia de caperucita roja”, “La chica de la capa roja” por citar algunas).

  En principio, mi primer movimiento del alma fue el de rotunda oposición. Los cuentos infantiles deben conservarse como tales. Estas versiones siglo XXI pecan de eso, de ser exageradamente versiones de clásicos infantiles al modelo del siglo XXI.

  Pero a poco de andar, cambié de parecer.

  Parece que no soy capaz de mantener mis convicciones…

   Es que recordé que en un texto épico de origen hindú Padmavat (1540), aparece, acaso por primera vez, el diálogo de una reina, Nagamati quien le pregunta, no a un espejo pero sí a un loro, quién es más bella, si ella o Padmavati

  Supe también, en algún momento, que hay una versión de Blancanieves albanesa, de tiempos medievales en la que la protagonista vive con cuarenta dragones y su sueño es causado por un anillo. En esta versión, las hermanas celosas son quienes tratan de   matarla y no la madrastra.

  Hay otras versiones perdidas y no tan perdidas pero sí desestimadas en las que los enanos suelen ser ladrones y el espejo está reemplazado por el sol y la luna… Sin olvidar la obra del siglo XVI de Giambattista Basile, Pentamerone, en donde una niña llamada Lisa o Talía se clava un peine mágico y cae inconsciente para despertar en la adolescencia en su tumba de cristal o de terciopelo…


   La versión alemana recopilada por los Grimm, previo paso por la pluma del señor Perrault, es publicada en 1812, en esa primera edición la villana era la madre, pero como la idea no era digerible para la época, reconvirtieron la figura de la malvada y ya en la edición de 1857, la madrastra es la villana en todo su esplendor.

  La historia ha sufrido variantes a lo largo de la Historia…

  Acaso los padres de antaño, esos que leían en la cama a sus hijos, también hacían variantes caseras al relato. Es muy posible que las variaciones respondiesen al gusto del niño que debía dormirse.

  Tal vez, al fin y al cabo, estas "algo antipáticas" versiones cinematográficas no sean más que nuevas versiones del relato, la misma historia que ya no es tan “la misma” contada una y otra vez transformándose siempre…


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