Si mal no recordamos, ya hemos reflexionado alguna vez y en este espacio sobre la predilección magnicida que caracteriza la historia de ese país. De hecho, el año pasado casi liquidan a Donald Trump…
No sé cuántos países pueden ostentar el “galardón” de tener cuatro
presidentes asesinados en ejercicio del mandato: Abraham Lincoln, James A.
Garfield, William McKinley y John F. Kennedy.
Y fuera del ámbito
presidencial, también se observa una inclinación por el magnicidio si
recordamos a Martin Luther King
cuando saludaba desde un balcón. También podríamos nombrar a John Lennon como a tantos otros por
fuera del ámbito estrictamente político.
Esta semana nos conmociona
el asesinato de Charlie Kirk.
Lo grave, gravísimo, es el
crimen como opción.
Y lo extraño o para analizar
es ese afán tan estadounidense de hacerlo en público…
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