Si hay alguien que tocaba el piano con maestría y delicadeza, ese fue Bill Evans. Si hay alguien que interpretaba el jazz mágicamente, ese fue Bill Evans.
Quedan
todos advertidos, ahí están sus interpretaciones que pueden escuchar en las
redes, en vinilo, en imágenes y etcéteras. Escuchen si no lo han hecho o si lo
han olvidado y verán que no miento.
Me entero
que estuvo dos veces en nuestra tierra, una de esas veces, la segunda en uno de
nuestros queridos pueblos (hoy ciudad) llamado San Nicolás, en 1979 a
los 50 años, un año antes de morir...
Ciertamente
que Bill Evans no era una estrella conocida ni reconocida para los
habitantes de las comarcas interiores de esta tierra. De hecho, toca en un
festival donde el principal atractivo es la elección de la Reina de la
Primavera de San Nicolás. Por lo que el hecho tuvo sin dudas, ribetes
acaso tan absurdos como sorprendentes. Pero Bill era un hombre
introspectivo, tímido, respetuoso, todo lo debe haber tomado a bien y sin duda
que hizo lo suyo como los dioses tocando como en los lugares más selectos del
mundo, considerando el auditorio como el más respetable y entendido del mundo.
Podremos ver en un film esas horas que suponemos tan magníficas como extrañas de Evans en
ese lugar de la Provincia de Buenos Aires incluyendo un concierto
con su trío (Marc Johnson en contrabajo y Joe LaBarbera en
batería). No estaremos a salvo de reconstrucciones azarosas, sin embargo, la
propuesta entusiasma. Dirige Mariano Galperín y encarnan: Diego
Gentile, Marina Bellatti, Martín Pavlovsky,
Walter Jakob, Julia Fernández Rubio entre otros...
Veremos
esperanzados...
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