Todos
sabemos que los refranes son esas frases con alto contenido metafórico y
trasladable. Yo no tengo conocidos herreros pero si los tuviera comprobaría
fácilmente que ninguno tiene en su casa “cuchillo de palo”. Del mismo modo,
nunca fui a ningún puerto en busca de maderas para cumplir con aquello de “A buen puerto fuisteis…”
Pero
puedo dar fe que en un coloquio desquiciado un buen amigo me recordó que “Muerto
el perro se acabó la rabia”, tuvo su impronta de aplicación literal.
Existieron
en este país y en muchos otros, las llamadas “Perreras Municipales” Dan cuenta de ello los registros históricos.
En este país es más difícil hallar huellas porque la historia se tapa y se
destruye bastante, más aún si se trata de algún asunto que otrora se
considerase correcto y ahora aberrante. Es que lo “políticamente correcto” a veces requiere “recrear” el pasado…
No
he hallado por ahora las huellas de nuestra antigua “Perrera Municipal” local, pero que existió no hay dudas. Pero pueden
buscar historia y fotografía de la existencia de ella o similares en otros
países.
¿De
qué iba la cosa? Se trataba de una institución que se abocaba a tomar los
perros vagabundos o que al momento de la intercepción no pudiesen acreditar amo
ni dueño, por ende, los atrapaban, los cargaban en un camión y luego de unas
pocas horas o días los ejecutaban.
La
idea era hacer cumplir a rajatabla el refranero: “Muerto el perro, se acabó la
rabia”.
El
terror de nuestra niñez era que si teníamos alguna querida mascota de esas que desarrollaban
sentido y recorría el barrio o la cuadra de nuestras casas libremente sin que estuviéramos
a su lado, pues podría pasar que te lo llevara la perrera.
Si
esto sucedía, era prácticamente imposible su rescate ya que entre las horas en
que uno se daba cuenta de que el Firulais
no aparecía por ningún lado y la escaza posibilidad de dar rápidamente con el
paradero del centro de detención y ejecución era seguro que cuando uno llegara
al lugar, si es que alguno llegaba, el animalito ya había sido eliminado. Eran
épocas sin Google y sin GPS…
Era
cierto por tanto lo que dice mi amigo, que algunos refranes se aplicaron de
manera literal.
Lo
cierto es que no se acabó la rabia…
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Hornos para quemar basura de Santiago de Chile que fueron reconvertidos para eliminación de perros a mediados del Siglo XX |
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