Hoy
por hoy van descubriendo y publicando vida y obra de Lee
Miller.
Es
un acto de justicia para alguien que en sus años finales prefirió
el alivio del olvido...
Los
biógrafos de May
Ran
nombran
a Miller
como un “técnico” que colaboró con ella, así, sin distinción
de género, no por postura sentada sobre el tema sino por pura
ignorancia generalmente culposa.
Pero
Miller fue mucho más que eso.
Les
dejo el enigma de su biografía apasionante para que la vayan
descubriendo…
En
este año en que se conmemora el 75 aniversario del fin de la Segunda
Guerra Mundial,
la recuerdo por dar, a mi entender, cierta luz sobre el enigma de
“quién
gana una
guerra”.
Hay
quien
dice que
nadie gana las guerras, otros dicen que triunfa aquel bando que supo
capitalizar la victoria en orden económico, otros en posesión
territorial, otros en hacerse
con el báculo del poder.
Pero
Miller
nos dejó explícita la controversia.
F ue
muchas cosas Miller,
pero la que más caló en su alma fue el oficio de corresponsal de
guerra…
Y
digo esto porque esa labor parece haber partido su vida en dos siendo
que en esa segunda parte, si bien siempre pudo recuperarse y
resignificarse, el profundo dolor dejó sus huellas visibles e
inevitables...
Cuenta
la leyenda que el mismo día en que Hitler
muriera en su bunker, Miller
se
quitaba la ropa y le usaba la bañera en su departamento de Munich
(Prinzregentenplatz
16)...
Hoy
sabemos que pudo haber sido un acto digno de su ocurrencia pero que
tuvo la preparación de la puesta en escena. Una foto del dictador a
un costado de la bañera, las botas de Miller
todavía manchadas con el doloroso barro del campo de Dachau,
la cámara en mano del no menos profesional David
Scherman…
Ella,no
obstante,
nos dejó muy en claro la controversia sobre quién gana una guerra.
La
gana quien se mete en la bañera del contrincante...
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