martes, 11 de noviembre de 2014

Teodora, Teodora…



  Es este un mosaico que retrata a la emperatriz Teodora,  acaso la más poderosas soberana que tuvo Bizancio...

  Dicen que era chipriota pero cuentan los historiadores que en aquella época muchas prostitutas procedían de Chipre y por ello la palabra chipriota era equivalente a ello. No obstante, si fue prostituta, luego fue emperatriz y luego,  santa.

  Es que junto con Justiniano logró la reconstrucción y reforma de Constantinopla convirtiéndola en la ciudad más espléndida que el mundo había visto en siglos.

  Teodora participó en las reformas legales y espirituales de Justiniano, y se involucró en el aumento de los derechos de las mujeres. Entre sus leyes se destaca la que prohibía la prostitución forzosa y cerró burdeles que la incumplían. Asimismo, creó un convento en la parte asiática de los Dardanelos llamado “Metanoia”, (transformación, cambio, arrepentimiento), donde ex prostitutas podían mantenerse a sí mismas. Expandió los derechos de la mujer en caso de divorcio y referentes a la propiedad, instituyó la pena de muerte por violación, prohibió que los bebés no deseados fueran expuestos dando a las madres derechos sobre sus hijos y prohibió el asesinato de las mujeres que hubieran cometido adulterio.

  Y tanto más...


  Un brindis en su honor.


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