Hay personajes que son lo que son por su voz. No en caudal completo pero que sin su voz serían mucho menos o, con ella son mucho más.
De Darth Vader, poderoso
personaje, nos resuena su timbre, su coloratura, las frases completas que
recordamos, las recordamos tanto por el peso del guion como por su voz inigualable que era la de James
Earl Jones.
Podríamos citar otros casos. Por
capricho evocamos a Robert Powell. Cuando vino a nuestro país y
participó en uno de esos programas agotadores en que invitan a actores y
famosos, nos deslumbró con su voz en tiempo real. Powell era “Jesús de Nazareth”. En estas
tierras aún circulan estampitas con la cara de Cristo que no es otra que
la de Robert Powell (creo contar con una). A veces, creo que, si Jesús
volviera en el esplendor de su gloria o nos recibiese más allá de la muerte, no
tendría otra voz que la de Robert. Acaso hasta nos hablaría en su gélido
inglés.
Si Vader existiese, no
podría tener otra voz que la de Jones…
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