martes, 27 de abril de 2021

Y si de publicidad hablamos…

 Hace apenas un par de días hablábamos quejosamente de la invasión publicitaria. Entrar a YouTube consiste hoy en esperar con ansias la frase “OMITIR ANUNCIO”

 Los amantes del Box, hace algunos años, tal vez más de los que creo, contemplaban esa actividad como una especie de ritual…

 Más allá de que nos parezca maravilloso o aberrante, el Box presentaba un cuadrilátero inmaculado: el ring, con piso blanco y desafiante, cuerdas negras, enlutadas; todo era muy serio, solemne, trágico, una tragedia humana más, dos hombres iban a subirse allí a pelear, a golpearse hasta, si fuese posible, que uno caiga. Se sufría y se podía morir como en toda tragedia.

 Hoy la cosa sigue más o menos igual (arreglos más, arreglos menos) pero la publicidad que comenzó tímidamente con alguna que otra inscripción en el centro del piso del ring, pasó a sobreabundar y sumó imágenes en las batas y pantalones de los contendientes, y ahora, en el paroximo del asunto, se publicita en la delgada dimensión de las cuerdas!!!

 Aquel que trate de ver una función boxística, verá hoy un mar de inscripciones y en medio de esas olas de letras coloreadas y llamativas es posible que distinga dos tipos que se van a las trompadas...

 Ya casi no queda lugar donde publicitar salvo la piel de los boxeadores que pronto será utilizada para tal fin...






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