viernes, 15 de marzo de 2019

Atentado en Nueva Zelanda o en Francia o en cualquier lugar del mundo…



 Ayer, los líderes políticos decidían si iban a una guerra. El pueblo, pasivo, iba y moría. Hoy, algunos ciudadanos, deciden ir a la guerra, otros ciudadanos pasivos mueren sin que los líderes políticos puedan evitarlo.

 Son otros los que continúan una antigua guerra, no les piden permiso a los estados, no forman parte de ejércitos regulares, no portan insignias ni banderas, hacen lo indispensable que se hace en toda guerra: matar.

 Hace un tiempo, en 2015, un atentado islámico arrasó con la vida de más de cien jóvenes que iban a un recital de rock en Francia.

 Hace un par de días, alguien entra y realiza una masacre en una mezquita en Nueva Zelanda con toda la estética y difusión de un “video game”.

 Los viejos odios que no mueren y sí resucitan.

 Las víctimas son siempre las mismas de toda guerra: aquellos que no quieren participar de la guerra…




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