El
pensador Safranski dice que si nos
empezamos a preguntar si amamos a alguien, estamos fritos:
“Formulamos la pregunta por la verdad
sólo cuando dudamos de algo, y dudamos de algo sólo a la distancia, cuando no
estamos del todo identificados con ese algo de que se trata. Cuando me pregunto
si realmente amo a alguien, ya no me siento colmado por el sentimiento del
amor, se me ha vuelto cuestionable. Ya no soy ese amor. Me vuelvo inseguro, me
he distanciado de mi propio sentimiento, y con él de mí mismo…”
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