Siempre
pensé que era preferible confiar en un galeno que se muestre absolutamente seguro de lo que
hace…
Y ahora
que lo pienso, alguien podría no ser tan seguro pero, sin embargo, ser acertado en sus decisiones…
Leo a Noreena Hertz (economista) quien se
repuso de una grave enfermedad y a la hora de elegir el médico que tomase las
decisiones que salvarían o no su vida aplicó el siguiente criterio:
“Elegí a un cirujano que no era
exageradamente seguro de sí mismo. Había aprendido con mis investigaciones que
los médicos que se creen dioses no siempre son buenos…”
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