martes, 27 de agosto de 2013

Larsson (de nuevo), Europa y el ascensor asesino…



  A los sudamericanos se nos ha inculcado un complejo de precariedad. Todo puede ser precario en estas latitudes o peor, mucho peor, por un decreto del destino todo será siempre muy precario…

  Pero de a poquito nos vamos dando cuenta de que no es tan así, de que podría fácilmente no ser tan así y de que algo así es en todas partes.

  Tenemos la sensación de que en Europa todo anda perfecto siempre, siempre…


  Y de pronto recordamos al gran Stieg Larsson queriendo tomar el ascensor del edificio en donde radican las oficinas de la revista Expo cuando dicho ascensor “decide” no funcionar y sube los siete pisos hasta su oficina para, media hora después, sufrir un ataque al corazón de esos que son definitivos…


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