Recientemente,
los dueños y encargados de una librería china del distrito de Goulou notaron que le faltaban algunos
libros…
Hicieron
el balance y observaron que en un lapso relativamente corto se les “ausentaron”
800 libros… sí, ochocientos…
Le
dieron vuelta al asunto, lo que significa recurrir a la policía y descubrieron
a un señor ladrón de libros (Sr. Lee)
quien se excusó diciendo: “No podía
comprender el sentido de mi existencia. Y tenía la esperanza de encontrar la
respuesta en las páginas de estos libros”.
Yo creo
que es un argumento digno del mayor de los perdones aunque no faltan malas
lenguas que deslicen que el señor vendía los libros.
Acaso
los vendía luego de leerlos, luego de descubrir que no estaba allí la respuesta
que buscaba…
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