viernes, 14 de diciembre de 2012

Escritores y alcohol…


 “Toda mi vida ha habido veces en las que he bebido hasta caerme; pero casi siempre se trata de un ritual delicado que no te lleva a la auténtica borrachera, sino a una especie de beatitud, de tranquilo bienestar, acaso semejante a una droga ligera. En algo que me ayuda a vivir y trabajar”
Luis Buñuel




Fotog.: Irving Penn


  Antonio Jimenez Morato es el autor de  “Mezclados y agitados”, libro que relaciona de alguna manera el arte de la escritura y la bebida…

  En realidad es un compendio en el que delata a 39 escritores y sus hábitos con respecto al alcohol:

  En esas páginas podrán constatar que Charles Baudelaire prefería la absenta; Guillermo Cabrera Infante, el Mojito; Truman Capote, el Destornillador; Luis Buñuel, el Martini; John Cheever, vodka, ginebra, whisky; Alejo Carpentier,  el Daiquiri; Marguerite Duras, el Negroni; Julián Herbert, el Kamikaze; Tommas Mann, el Bellini; Juan Rulfo, el Margarita; William Faulkner, el Julepe de menta; Mario Vargas Llosa, el Chilcano; Julio Cortázar,  el Cubalibre; Truman Capote,  el Destornillador; Josefina Vicens, el tequila macho; Fernando Pessoa el Porto flip; Jaime Gil de Biedma,  el Sol y sombra; Hemingway, el Papa doble; Javier Tomeo,  el café irlandés.

  Entre tantos otros… todos estos datos, matizados con la delicia de darnos las fórmulas  preferidas para que, si acaso no lográramos la gloria literaria, al menos  podamos consolar nuestras penas con las recetas que placían a los grandes.






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