Queda
cautivado por su hermosura. Se reedita el antiguo mito de “la bella y la bestia”.
Ella,
naturalmente horrorizada, no llega a advertir el caudal de ternura que anida en
su alma de coloso. Pero él está perplejo y fascinado y explora con sus dedos de
gigante el diminuto cuerpo de Ann en una escena de erotismo para
entendidos…
King Kong la defiende, se enfrenta con un feroz
tiranosaurio y un escurridizo pterosaurio.
El resto se
conoce: lo duermen y lo llevan a Nueva York, es exhibido y durante su
primera aparición en público, Kong consigue escapar, busca a su adorada Ann,
la vuelve a capturar entre sus garras y la lleva hasta lo alto del Empire
State, en donde es abatido por biplanos.
En la calle queda el cuerpo de Kong,
un policía le dice a Denham, coprotagonista, que los aviones terminaron
con el gigante a lo que Denham responde: "no fueron los aviones, fue la belleza quien mató al monstruo".
Esas cosas
por las que vale la pena morir…
Boceto para "El gran gorila" (Mighty Joe Young) 1949, saga de King Kong, producida por John Ford |
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