No hay deseo más lejano
que convertir este espacio en un sitial de necrológicas. No obstante, los seres
amados y admirados no pueden quedar sin palabras. Las palabras son el culto que
les debemos a aquellos que consideramos grandes y él era, es grande muy grande.
Jorge
Ferro
fue para mí un amigo. No importa si la vida me alejó de él y no supe hacerme un
tiempo para hablarle incluso durante décadas. De alguna manera siempre hablamos
con nuestros amigos cuando hablamos con nosotros mismos.
Un ser maravilloso, un
intelectual como pocos, una honestidad y un humor a prueba de todo.
Su libro “Leyendo
a Tolkien” es maravilla entre maravillas.
Tomaré tu ausencia como
simple lejanía amigo Jorge, no voy a
asumir que has partido…
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