martes, 8 de noviembre de 2022

Cada vez que rompes un vaso...

 



 Hace unos días rompí un vaso, y no pude evitar escribir estas líneas:

 Es como perder un amigo, amiga o novio o novia. Tantas veces le has dado tus labios, tantas veces te ha calmado la sed y ahora en un descuido lo has estrellado. Lo que sigue, ya se sabe: limpias todo con cuidado, poniendo especial atención a que no quede un pedacito por ahí, una astilla. Sabes que la tarea es imposible. Hasta los más apasionados por la limpieza fracasan. Barres, baldeas, observas... A poco de andar, a los pocos días encuentras un fragmento, tal vez dos.

 Con el tiempo y los cuidados por la limpieza te alivias y lo olvidas. Ya pasó, ya puedes despreocuparte. Un día feliz caminas descalzo, porque cuando uno camina descalzo es porque está feliz. Es en ese momento en que sientes la herida, diminuta pero herida. Te lo quitas, es un trocito de ese vaso que apareció allí donde ya habías limpiado, donde ya habías mirado...

 Cada vez que rompes un vaso, es como perder un amistad o un noviazgo, cuando te alivias regresa para recordarte los días felices y perdidos, pero en forma de herida…

2 comentarios:

  1. Con esto Žižek te escribe un tratado de filosofía en tres tomos de 400 páginas cada uno. Y llega a la misma conclusión.

    Saludos,
    J.

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    1. No puedo evitar la risa con su comentario amigo José, y admito que hay mucho escrito circulando que podría abreviarse bastante sin perder sentido alguno.

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