Adjunto
este poema autobiográfico del escritor y amigo Sergio Giuliodibari
Homenaje
a Alejandra
Como
tantos
otros pibes
yo me enamoré
de mi maestra.
Mi maestra era
la más fea
de la escuela,
pero tenía una voz
profunda
y dulce
como una sombra.
Yo cerraba los ojos
y la escuchaba
recitar a los poetas más extraños,
narrar las historias
de la historia
y ubicarnos
en un mapa de noches
sin
geografía.
Y ella
percibía mis ojos
cerrados,
mi enamoramiento,
mi pasión infantil,
y me decía:
¿Qué pasa, Giuliodibari?,
no te duermas.
Y me obligaba
a abrir los ojos,
a leer
con mi propia voz,
ni profunda
ni dulce,
a enfrentarme
a las imperfecciones
del amor.
Así aprendí
a leer los libros sin mirar
la foto de solapa,
a hacer el amor a oscuras,
a cerrar los ojos
cuando escucho
poesía,
igual
que los cerraba
cuando estaba enamorado
de la maestra más fea
de la escuela.
otros pibes
yo me enamoré
de mi maestra.
Mi maestra era
la más fea
de la escuela,
pero tenía una voz
profunda
y dulce
como una sombra.
Yo cerraba los ojos
y la escuchaba
recitar a los poetas más extraños,
narrar las historias
de la historia
y ubicarnos
en un mapa de noches
sin
geografía.
Y ella
percibía mis ojos
cerrados,
mi enamoramiento,
mi pasión infantil,
y me decía:
¿Qué pasa, Giuliodibari?,
no te duermas.
Y me obligaba
a abrir los ojos,
a leer
con mi propia voz,
ni profunda
ni dulce,
a enfrentarme
a las imperfecciones
del amor.
Así aprendí
a leer los libros sin mirar
la foto de solapa,
a hacer el amor a oscuras,
a cerrar los ojos
cuando escucho
poesía,
igual
que los cerraba
cuando estaba enamorado
de la maestra más fea
de la escuela.
Sergio Giuliodibari
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