Mi amigo y poeta menor, como le gusta llamarse a sí mismo en esa
postura de sinceridad personal impiadosa, mi amigo, Enrique Sbareglia (ya
citado numerosas veces en este blog) escribe un ensayo “Sobre robo de bancos y trámites afines”…
Su teoría es que como en el país, un trámite
bancario lleva un tiempo considerable, la gente que está allí esperando, sin nada
mejor que hacer, luego de
un buen rato, comienza a pensar cómo podría perpetrarse un atraco perfecto.
Sbareglia se sustenta en
que, para él, quienes hacen trámites bancarios, el común de la gente, ya ha
visto mucho cine de calidad relativa…
Y como no se puede usar el celular ni elemento de
comunicación de ningún tipo en una entidad bancaria mientras uno está en la
cola o sentado con su número en la mano y como no se suele ver a nadie leyendo
ni el diario… Sbareglia opina que a cada persona no le queda más que mirar los alrededores, mirar a
los otros desgraciados que están allí como uno esperando su turno y mirar
finalmente al personal de seguridad, a las cámaras y a todos los sistemas de defensa
que pudiera haber.
Quique, como me
atrevo a llamarlo, hace esta gruesa estadística: “Pongamos que van al banco en un día, unas dos mil personas, pongamos
que de esas dos mil, doscientas se ponen a pensar un atraco, de puro
aburrimiento nomás, pongamos que de esas dos mil sólo veinte se lo piensan un
poco en serio y dos terminan cometiéndolo o, al menos intentándolo…”
Yo creo que Sbareglia está quejoso por el
tiempo que puede tardarse en un trámite y escribe un ensayo para ver si los
funcionarios se conmueven y modifican la cosa… acaso se niega a hacer tramites on-line…
Supongo que de leer esta nota se enojaría, pero, por
suerte, no me lee jamás…
Por lo pronto, me pongo a pensar en qué pienso
cuando tengo que hacer un trámite bancario…
No hay comentarios:
Publicar un comentario