
Es que
¡vamos! no todos las bibliotecas fueron incendiadas por los bárbaros…

Como muestra
comento que el libro de Pechman recuerda a Balzac quemando un
manuscrito sólo para fastidiar a su mezquino editor; a James Joyce arrojando
al fuego de la chimenea las dos mil páginas de “Stephen Hero”, autobiografía que narraba el ahogo de su
infancia y adolescencia bajo una moral conservadora (su futura esposa, Nora
Barnacle, consiguió rescatar trescientas páginas del fuego, a partir de las
cuales Joyce reescribió una versión abreviada que dio a conocer bajo el
título “Retrato de un artista
adolescente”); a Melville vendiendo sus manuscritos por diez
céntimos la libra a un fabricante de cajas de viaje de Massachusetts
para forrar sus interiores; a los herederos de Lord Byron, destruyendo
originales de sus memorias por temor a que revelaran escandalosas
intimidades de la aristocracia inglesa; al cuñadito de Laurence Sterne, quemando una abultada colección de cartas de
amor de importantes damas de la sociedad…¡etc.!
Libros,
bosquejos de libros, cartas, memorias, obras destruidas, desaparecidas y obras
nunca escritas… “La biblioteca de los
libros perdidos”…
No hay comentarios:
Publicar un comentario