viernes, 2 de agosto de 2024

Deadpool y Abu Ghraib…

 


 Hace un par de días, algo hablamos sobre "Deadpool & Woolverine" como película. Ahora nos explayamos ampliando la mirada como fenómeno cultural:

 Es la guerra de Troya cuando Aquiles mata a Héctor y está preso de furia. Ata el cuerpo perforándolo por los tobillos y lo arrastra con su caballo por las afueras de la ciudad. Plena ira (hybris), por parte de Aquiles. Promete la peor de las vejaciones que se podrían prometer: dejará su cuerpo descomponiéndose y a merced de los pájaros carroñeros. Héctor jamás descansará en paz. Días después, el padre de Héctor, Príamo, rey de Troya, se infiltra en el campamento enemigo y llega hasta Aquiles para rogarle que le deje llevar el cuerpo de su hijo que, seguramente, estará en muy mal estado. Aquiles es un guerrero de honor, como lo eran todos aquellos que forjaron nuestra cultura occidental. No aprovechará la situación para eliminar a Príamo, lo consolará, le devolverá el cuerpo de su hijo que contrariamente a lo imaginado, Aquiles ha dispuesto conservarlo dignamente. Ha mandado a untarlo con aceites que evitan la descomposición, no lo ha dejado a la intemperie, ha hecho que cierren y restauren sus heridas, por momentos parece más rozagante que en vida. Aquiles experimenta (sofrosine) la calma, la sensatez. Son guerreros cuya desgracia histórica los ha puesto en batalla, pero conservan honor, nobleza, responsabilidad. Son guerreros que enaltecen a sus enemigos, porque la grandeza del enemigo, habla de su grandeza propia.

 En este contexto, hemos visto miles de episodios de nuestro historial de sangre. Hoy recuerdo al Barón Rojo que siempre que podía, acompañaba con su avión, el trayecto de caída del enemigo que había abatido.

 No piedad, pero siempre honras al enemigo.

 Pero Deadpool es un personaje de comic, de cine, es lo contrario de lo consignado: un irreverente, un irrespetuoso, un burlador, un vencedor sin sofrosine ni piedad.

 A veces pienso que comic y cine se nutren de la realidad, a veces que la realidad se nutre del cine y del comic. Como sea, se realimentan siempre.

 Deadpool nació coincidentemente con la Guerra del Golfo, meses más, meses menos. Dio sus primeros pasos cuando nos anoticiábamos de las vejaciones que se cometían en Abu Ghraib. Allí, donde fuerzas vencedoras de EE.UU. se mofaban de los vencidos. Circularon desprejuiciadamente las imágenes de militares norteamericanos riéndose de cuerpos de enemigos muertos, sometiendo a los prisioneros a torturas y a situaciones humillantes, siempre sonriendo.

 Luego los sancionaron, por supuesto. Pero todo sucedió. Las imágenes están a disposición en la red, y la lista de torturas también. No las copiamos aquí porque no es el lugar.

 Algunas situaciones nos recuerdan la actitud de Deadpool versión comic, versión cine.

 La desmesura ficcional, lúdica, no debería jamás trasladarse a la realidad de ningún modo. Pero a veces sucede…





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