Hace un par de días, algo hablamos sobre "Deadpool & Woolverine" como película. Ahora nos explayamos ampliando la mirada como fenómeno cultural:
En este contexto, hemos visto
miles de episodios de nuestro historial de sangre. Hoy recuerdo al Barón
Rojo que siempre que podía, acompañaba con su avión, el trayecto de caída
del enemigo que había abatido.
No piedad, pero siempre honras al
enemigo.
Pero Deadpool es un
personaje de comic, de cine, es lo contrario de lo consignado: un irreverente, un irrespetuoso,
un burlador, un vencedor sin sofrosine ni piedad.
A veces pienso que comic y cine se
nutren de la realidad, a veces que la realidad se nutre del cine y del comic.
Como sea, se realimentan siempre.
Deadpool nació coincidentemente con la Guerra del Golfo, meses más, meses menos. Dio sus primeros pasos cuando nos anoticiábamos de las vejaciones que se cometían en Abu Ghraib. Allí, donde fuerzas vencedoras de EE.UU. se mofaban de los vencidos. Circularon desprejuiciadamente las imágenes de militares norteamericanos riéndose de cuerpos de enemigos muertos, sometiendo a los prisioneros a torturas y a situaciones humillantes, siempre sonriendo.
Luego los sancionaron, por
supuesto. Pero todo sucedió. Las imágenes están a disposición en la red, y la
lista de torturas también. No las copiamos aquí porque no es el lugar.
Algunas situaciones nos recuerdan
la actitud de Deadpool versión comic, versión cine.
La desmesura ficcional, lúdica, no debería jamás trasladarse a
la realidad de ningún modo. Pero a veces sucede…
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