Uno ve en pantalla
tantas cosas. Mucho se ve “al pasar”,
acaso hoy todo se ve “de pasada”… El
caso es que, por algún motivo, quedó en la memoria el nombre de una telenovela
de la que vi apenas algunos fragmentos muy al pasar y allá por la década del
noventa.
Había conservado
dos cosas: el nombre y un sabor agradable, como si esos instantes observados
por alguna razón me hubieran gustado.
Hoy, que todo puede
volver a verse y puede volver a hallarse, salvo que, por alguna razón, algunas fuerzas
voluntariamente hagan que algo esté irremediablemente perdido, digo, hoy volví sobre ese nombre
para ver un capítulo y darme alguna respuesta de ese sentimiento de agrado (“Dios
me perdone por tanta investigación ociosa…”).
La telenovela se
llamó Escalona. Es de 1991, vuelta a
los ruedos en el 2006 y, si no nos equivocamos está en NETFLIX desde el 2021
poco más, poco menos. Protagonizada por Carlos
Vives y Florina Lemaitre que tan
bellos y encantadores eran.
Me bastó el primer
capítulo para entender mi recuerdo: es que tiene todos los condimentos que el Realismo Mágico y especialmente el de de
García Márquez podría dar. Se
entiende, que un culebrón puede ser un culebrón, como una comida no preferida
pero, si está bien sazonado, cualquier plato puede ser maravilloso.
Podemos encontrar
personajes, situaciones, ambientes, diálogos que nos remitirán sin duda a: “Cien
años de soledad”, “El coronel no tiene quien le escriba”,
“El
ahogado más hermoso del mundo”, “Algo muy grave va a suceder en este pueblo”
y etc.
Desde esa
perspectiva, se disfruta mucho y, como reflexión: acaso el recuerdo de las
agradables sensaciones nunca falla…
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