Un grupo musical me invitó
a subir para leer un poema, a lo que estoy agradecido. Un excelente grupo llamado “Si se nos canta” en
alusión a que hacen la música que quieren y disfrutan. Me invitaron a leer un
poema de mi autoría llamado Alfonsina Storni. Es del libro “Mujeres
sumergidas”, en donde hay una composición por cada mujer que, de algún modo, haya
pasado por un proceso de inmersión.
La idea fue leer ese poema
antes de que ellos cantaran el tema “Alfonsina y el mar”, canción compuesta por
Ariel Ramirez con letra de Felix Luna, por cierto, una canción que muchos
artistas hacen sin poder evitar la emoción profunda.
Felix Luna compuso esa
letra memorable haciendo un ejercicio de intertextualidad con dos poemas de
Alfonsina que son estos:
“YO EN EL FONDO DEL MAR
En
el fondo del mar
hay
una casa de cristal.
de
madréporas
da.
Un
gran pez de oro,
a
las cinco,
me
viene a saludar.
un
rojo ramo
de
flores de coral.
un
poco más azul
que
el mar.
me
hace guiños
a
través del cristal.
En
el bosque verde
que
me circunda
—din
don... din dan—
se
balancean y cantan
las
sirenas
de
nácar verdemar.
Y
sobre mi cabeza
arden,
en el crepúsculo,
las
erizadas puntas del
mar.”
A. Storni 1934
“VOY A DORMIR
Dientes
de flores, cofia de rocío,
manos
de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme
prestas las sábanas terrosas
y
el edredón de musgos escardados.
Voy
a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme
una lámpara a la cabecera;
una
constelación; la que te guste;
todas
son buenas; bájala un poquito.
Déjame
sola: oyes romper los brotes...
te
acuna un pie celeste desde arriba
y
un pájaro te traza unos compases
para
que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si
él llama nuevamente por teléfono
le
dices que no insista, que he salido...”
A.
Storni 1938
El primero de ellos, la voz poética expresa con imágenes naif, algo que no es para nada naif.
El segundo poema es el último escrito por Alfonsina antes de internarse en el mar para
morir por voluntad propia.
Luna compuso la letra de
esta canción inolvidable:
“ALFONSINA Y EL MAR
Por la blanda arena que
lame el mar
su pequeña huella no
vuelve más,
un sendero solo de pena y
silencio
llegó hasta el agua
profunda,
un sendero solo de penas
mudas
llegó hasta la espuma.
Sabe Dios que angustia te
acompañó,
qué dolores viejos calló
tu voz
para recostarte arrullada
en el canto
de las caracolas marinas,
la canción que canta en el
fondo oscuro del mar
la caracola.
Te vas Alfonsina con tu
soledad,
¿qué poemas nuevos fuiste
a buscar?
Una voz antigua de viento
y de sal
te requiebra el alma y la
está llevando
y te vas hacia allá como
en sueños,
dormida, Alfonsina,
vestida de mar.
Cinco sirenitas te
llevarán
por caminos de algas y de
coral
y fosforescentes caballos
marinos harán
una ronda a tu lado,
y los habitantes del agua
van a jugar
pronto a tu lado.
Bájame la lámpara un poco
más,
déjame que duerma nodriza
en paz
y si llama él no le digas
que estoy
dile que Alfonsina no
vuelve,
y si llama él no le digas
nunca que estoy,
di que me he ido.”
Félix Luna
En el libro “Mujeres sumergidas” quise sumar a Alfonsina porque sin duda fue una mujer sumergida en varios aspectos. No obstante, emerge bella y grande siempre. Debido a que el mar no se la llevó para siempre sino que devolvió su cuerpo a la playa, pensé que esto significaba algo, trágico y poético también:
“Alfonsina Storni
No
dan jamás las cinco bajo el agua.
Ninguna
luz dorada ofrenda peces.
Un
golpe helado es todo mi Alfonsina,
(la
espuma no cobija sino hiela).
A
todos les decías con tus cifras
que
ibas a morir y no importabas;
no
te creían, nunca te entendieron
y
tú jamás supiste como entonces
que
el mar no te conduce a sus tesoros,
que
no cede sus torrentes más brillantes
ni
otorga a sus egregios nombradores
las
grutas azulísimas que guarda.
Poetisa
del confín de todo mundo,
el
mar no te hace suya, no te apropia
porque
él es un secreto entre secretos
y oscuro y embriagado de su arbitrio,
dejándote
en la playa, sola y fría,
como
otro amor de hombre te abandona.”
Pablo Schipani
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