Hace unos días, nos quedábamos obnubilados
por una gimnasta estadounidense que se quiebra espectacularmente las dos
piernas:
Buena ocasión para ir
instalando una reflexión sobre el deporte tanto profesional como de alta
competición.
En este mundo tan higiénico en
el que fumar es un atentado contra la humanidad, tirar fuegos artificiales es
un delito contra las mascotas, comer algunas comidas equivale a ser considerado
como suicida, en estos tiempos “tan saludables”, deberíamos ir pensando si no
habría que poner en tela de juicio la práctica deportiva a nivel profesional y
a nivel de alta competición.
¿Es saludable el deporte
asumido de esta manera?
¿Los beneficios económicos que
generan deberían dar lugar a permitirlo todo?
No olvidemos, de paso, que hace
unas semanas perdió la vida un ¿joven o un niño? de catorce años en una carrera
de motociclismo:
Deportistas que caen
redondamente muertos en medio de una competencia son noticia efímera un par de
veces al año...
Creo que deberíamos hacer un
ejercicio de sinceridad que voy a reducir de forma rudimentaria:
a) Todo
esto nos importa y lo cuestionamos.
b) Todo
esto sucede y no lo cuestionamos y listo.
Si
optamos por la opción “a”, deberíamos poner todo en tela de juicio: desde el
fútbol profesional a tirar un petardo por año nuevo.
Si
optamos por al opción “b”, deberíamos no poner nada en tela de juicio y todos
tan campantes en todos los aspectos.
En
todos.
No en
unos sí y en otros no.
Coherencia
cultural y general, tan simple como eso.
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