Aprecio este comentario de Luis Guzmán
hablando de una olvidada novela policial:
“En Laura
, la novela de Vera Caspary, Mc Pherson, escritor de novelas
policiales, llega para investigar quién asesino a Laura Hunt. Lo primero
que pregunta es ¿cómo era la víctima? Le muestran su habitación. Entonces se
encuentra con su retrato. Lo mejor son los ojos. En las novelas policiales la
descripción de la mujer comienza por las piernas, el color del cabello o los
ojos.
No hay que ser
detective para advertir que el pintor estaba enamorado de la chica que pintó.
El escritor no buscaba la pista de un crimen sino la naturaleza eternamente
enigmática de la mujer. Pero ¿qué sucede cuando él se encuentra con la mujer
del retrato? Está viva, la muerta es una amiga que fue asesinada en lugar de
ella. El encuentra a Laura en medio de una tormenta. La ve. Lleva un
sombrero y un par de guantes como en el retrato. Entra a la casa. El retrato de
Laura Hunt está justo detrás de ella. La luz de los relámpagos
resplandece a través de las ventanas. Esa mujer y ese hombre hablan de la
resurrección. Laura está vestida con una especie de bata suelta larga,
color de oro, que le da el aspecto de una santa en las vidrieras de una iglesia
católica. Entonces Pearson recuerda una frase que le decía su abuela: `Encontrarnos
en el cielo con aquellos que perdimos en la Tierra´. Entonces él, por un
instante, duda si está vivo o muerto. Finalmente, se inclina por lo segundo y
piensa que está en el cielo y se encuentra con Laura en aquel lugar que,
desde que existen los dioses, es el último lugar de encuentro.”
L.G.
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