Hace
un mes aproximadamente un famoso “influencer”: instagramer, youtuber, twitero,
etcéteras, Martín Cirio alias La Faraona, criticaba a un cantante (El Dipy) por
sus composiciones de 2007 en cuyas letras hacía apología de la pedofilia. La
afirmación moral de Cirio se basaba en que no importaban las fechas, ni la
época ni el contexto, aquello era malo ayer, hoy y siempre. Unas horas después
se difundieron por todos los medios habidos y por haber twits del propio Cirio
que databan del 2011 aproximadamente y cuyo contenido eran similares, acaso
peores, más explícitos y en mayor cantidad. El influencer hizo su defensa con
los argumentos que ayer refutaba: que esos twits eran de hace unos años,
que se debía sólo a bromas, que no estaba hablando en serio, que hay que tener
en cuenta el contexto epocal…
Hace
menos de una semana, se conocieron los twits xenófobos, racistas, despectivos,
insultantes de tres de los mejores jugadores de nuestro equipo de Rugby, Los
Pumas… Databan, también de los años 2011 y 2012...
En
todos los casos, la noción es esta: “twitter fue siempre la cloaca de
internet”, dicho esto textualmente por numerosos de sus usuarios. Twuitter
es o era, el lugar libre donde todos los que así lo quisiesen puedieran decir
lo que le venga en ganas, sin ataduras, sin cuidados, sin regodeos, sin
metáforas…
Pues
bien, parece que ya no es así, incluso parece que nunca lo fue…
Twitter
guarda el registro de lo que piensan y desean quienes allí escriben, puede que
no haya delito en decir lo que se dice más allá de la “apología del delito”
penalizada en nuestro país. Pero es o fue un espacio de expresión de deseos, de
expresión de pensamientos, de expresión sin contemplaciones.
Pero,
lo que no supieron los usuarios es que la palabra “cloaca” era
una metáfora y como toda metáfora tiene sus limitaciones a la hora de entrar en
el terreno de la realidad no metafórica.
La “cloaca” está
a la luz, interpela, demuestra, arrostra, expone y por lo tanto deja a sus
usuarios en condiciones de responsabilidad absoluta.
Sabrán
quienes escriben en Twitter a partir de ahora que pueden ser lisa y
llanamente interpelados, juzgados socialmente y acaso
judicialmente por lo que escriben, que el sitio no deslinda
responsabilidad ni culpa, que lo que escriben hoy repercute mañana o en
cualquier momento y que nada, nada se borra, todo queda registrado para siempre
en algún sitio recuperable…
Creo
que las opciones para los twiteros son tres y muy claras:
.
siguen escribiendo lo que les viene en gana y asumen las consecuencias.
.
ya no escriben lo que piensan y sienten y se lo guardan en el secreto de sus
almitas.
.
empiezan a cuestionarse si en vez de estar twiteando “cloacalmente” podrían
poner cierto empeño en ser mejores personas...