Palabras como música, como colores…

  Siempre me gustó averiguar cómo escribieron quienes, de verdad, escribieron…

  Supongo que es una curiosidad ridícula, como tantas curiosidades…

  Llama la atención que Albert Camus confesara alguna vez que escribía deambulando por su escritorio, iba de un lado a otro de esa habitación y escribía sobre un atril.

  Como si ese atril sostuviese una nueva partitura…

 En este lado del mundo, la poetisa Alejandra Pizarnik, escribía sus poemas en papeles que sostenía sobre una pared.

  Decía que necesitaba ver el poema como una pintura…

  Artes que están allí... o aquí… existiendo... como idiomas magníficos a la espera de que alguien los tome y diga...

García Ferré, adiós amigo, adiós…

  Es un lugar común decir “Con él muere parte de mi infancia…”

  No me importa…

  En absoluto...

  Con él muere mucho de mi infancia...

Borges y el pedido de su padre…

  

  Jorge Guillermo Borges, padre del gran Jorge Luis, publicó una obra de ficción, allá por 1919… “El Caudillo”…

  No obstante, cuando el tiempo pasó y su salud se deterioraba le pidió a su hijo que alguna vez, reescribiera su texto: “…en forma directa, dejando de lado toda la narración refinada y los pasajes grandilocuentes…”

Los estudios borgeanos observan que quizá el cuento “El Congreso” de J.L. Borges podría ser una reescritura de la novela de su padre…

   El caso es que no nos lo ha dicho explícitamente…

  Me inclino a pensar que no costaba nada aclararlo, si así hubiera sido… explicitar que “El Congreso” es en cumplimiento del pedido de su padre no lo hubiera hecho menos Borges…

   Es lo que pienso…

  Claro que Borges es Borges, Jorge Luis Borges  y por ende, inobjetable…

La anécdota formidable:

   Tiempo hace que no sumamos “entrada” con este nombre…

  Dicen que una dama conocida como Lady Astor le dijo a Winston Churchill: “Si yo fuera su esposa le pondría veneno en el café”. A lo que Churchill respondió: “Si usted fuera mi esposa, yo me lo bebería”.

Mito e instante:

  Ya los saben, con este nombre: “Mito e instante”, van esas fotos distraídas, inesperadas, las que más nos gustan…

  Ésta, es de 1969, en Toledo, en un alto de la filmación de “Tristana”, Francois Truffaut le da fuego a Luis Buñuel…la reflexión que otorga el humo…

Otoño…

“Una balada en otoño,
un canto triste de melancolía,
que nace al morir el día….”

                                                                                            J.M. Serrat

Nota: imagen: Venus dormida. L. Da Vinci. Detalle

Woody Allen y los “métodos de lectura veloz”…

  Se sabe que una ironía escueta y bien empleada puede ahorrar todo un tratado de miles de palabras…

 Hace algunas décadas, extrañas empresas educativas promocionaban sus “métodos de lectura veloz”…

  Siempre hemos cometido ese error de querer tener algo leído sin haber tenido que leer. En estos tiempos en el que el paradigma de lectura se modifica parece extraño aconsejar el placer de degustar la pausada lectura como quien saborea algo delicioso…

  Sobre aquellos métodos decía Woody Allen: “Leí la Guerra y la Paz en veinte minutos. Es acerca de Rusia.”

Como esa canción que se nos pega…

  

  Decimos que se “nos pega” una canción cuando la vamos cantando inconscientemente a lo largo del día y no podemos desprendernos de ella…

   A mí últimamente me sucede con algún breve fragmento literario.

   Me estaré volviendo viejo…

  En aquella antiquísima y anónima narración oriental conocida como “Historia de los dos que soñaron” el juez de Ispahan le dice al peregrino “Hombre desatinado, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín y en el jardín un reloj de sol, después del reloj de sol, una higuera y bajo la higuera, un tesoro. No he dado el menor crédito a esta mentira. Tú, sin embargo, has errado de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño…”

  Y no he logrado en días sacarme de encima la frase: “Tú, sin embargo, has errado de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño…”

“…bajo la sola fe de tu sueño…”

Nota: Antología de la literatura fantástica. J. L. Borges, S. Ocampo, A. Bioy Casares.

Mujeres infieles…

  Cito a Silvina Bullrich en su cuento “El tercero en discordia” del libro “Historia de mujeres infieles” (antología que reúne a Silvina Ocampo, Sara Gallardo, Romina Paula y Cecilia Pavón ente otras):

   “El acto de amor fue un acto de amor en vez de ser un himno; luego fue un acto forzado, luego preferimos evitar el acto…”.

  Y me quedo sin más comentarios…

Philiph Roth no nos molesta…

  En otra “entrada” hablaré de la decisión de Roth de abandonar la literatura…

  No hoy.

 Pero transcribo una de sus últimas declaraciones:

                                                                                                                    “ el problema es que el hábito de la lectura se ha esfumado. Como si para leer necesitáramos una antena y la hubieran cortado. No llega la señal. La concentración, la soledad, la imaginación que requiere el hábito de la lectura. Hemos perdido la guerra. En veinte años, la lectura será un culto... Los lectores van a desaparecer. Seguirá habiendo novelistas que seguirán escribiendo, pero serán leídos por menos y menos gente...”

   Bueno, si la profecía de Philip fuese cierta podríamos decirle que nos preocupa pero que no nos escandalizamos.

   Creo que los entusiastas seguidores de este blog como quien lo escribe, somos partidarios de las pasiones populares o secretas, amantes del placer de la lectura, apreciadores de las cosas hechas con talento.

    Si mañana la “lectura será un culto”, entonces nosotros seremos sus fieles, sus acólitos, sus sacerdotes…

El fragmento memorable:

   De Joseph Campbell me sigue maravillando el siguiente fragmento:  
                                                                                                                             “Y lo que es más, ni siquiera tenemos que arriesgarnos solos a la aventura, porque los héroes de todos los tiempos se nos han adelantado, el laberinto se conoce meticulosamente; sólo tenemos que seguir el hilo del camino del héroe. Y donde habíamos pensado encontrar algo abominable, encontraremos un dios; y donde habíamos pensado matar a otros, nos mataremos nosotros mismos; y donde habíamos pensado que salíamos, llegaremos al centro de nuestra propia existencia; y donde habíamos pensado que estaríamos solos, estaremos con el mundo.”

                                                                                                      

                                                                                                                     El héroe de las mil caras

Mito e instante X

  

   Con este título: Mito e instante: las imágenes al descuido…

  En 1964, en un alto del rodaje de “Zorba, el griego”, a la derecha Anthony Quinn, luego el compositor del tema que se convirtiera en ícono de Grecia, Mikis Theodorakis y luego el director, Michael Cacoyannis.

La indumentaria del poder, esa peligrosa atracción…

  Se sabe que la ropa que vestimos dice algo de nosotros…o dice todo…

  Históricamente, los pueblos, las tribus, los clanes, las organizaciones humanas en general se han distinguido por su indumentaria.

  Dicen que, actualmente, la predilección de los ejecutivos de multinacionales, son los diseños “Hugo Boss”, casa fundada por aquel creador de los principales uniformes nazis…

  El poder…siempre el poder…

Palabra de pirata…

  Siempre me resultó interesante tratar de entender “por qué” se jura. No la causa sino sobre qué, es decir sobre qué símbolos o representación de valores realizamos un juramento: “por la memoria de mi madre”, “por la luz de mis ojos”, “por la Constitución Nacional”, “porque me parta un rayo ya mismo”, “por esta enseña que nos guía”, etcéteras…

   Muchas son las versiones sobre reglamentaciones y legislaciones de la antigua piratería, especialmente en torno a la conducta de a bordo o repartos de botín, no obstante, a mí siempre me gustó la consignada por Alexandre Olivier Exquemelin (1645-1707) en su libro Bucaneros de América. Allí dice que una vez convenido todo acuerdo, la tripulación juraba respetar lo establecido colocando una mano sobre una botella de ron y la otra encima de una Biblia, un crucifijo o un hacha de abordaje.

   Sin duda que la idea de que alguien pueda jurar con profundo convencimiento sobre ron y Sagradas Escrituras es claramente fascinante.

“Audrey” o “En el cine nadie muere demasiado…”

  Puede que alguien diga sarcásticamente que se necesita resucitar a una estrella porque ya no las hay como antaño…

  Podría ser cierto, pero no pienso en ello.

  Sólo agradezco a la “magia cinematográfica” a la gran “máquina de los sueños” que nos devuelva a Audrey Hepburn con esa belleza de pureza única, degustando un chocolate como nadie mejor lo puede hacer en toda la Tierra.

Nota: trabajo de digitalización sobre el film “Vacaciones en Roma” de 1953

“Ensayo”…una definición…

   Muchos arriesgaron una definición para el “Ensayo” como género literario…

  Además de las de sus ilustres fundadores, podemos leer definiciones de García Canclini, Beatriz Sarlo, Jaime Rest, Theodor Adorno y tantos, tantos… todos muy acertados.

  A mí siempre me pareció que el “ensayo” es un escrito sobre cualquier cosa…

  Y me amparan las palabras del propio Montaigne: “Tomo al azar el primer tema que se me presenta. Todos me son igualmente buenos”, Ensayos.

  Algunos de los ensayos de Montaigne: “De cómo la cobardía es madre de la crueldad”, “De los pulgares”, “De la gloria”, “De la embriaguez”, “Sobre tres mujeres bellas”, etc.

  Por eso no sorprende que, siguiendo las huellas de los padres del género, se nos ofrezcan ensayos maravillosamente dispares como es el caso de Salvador Novo: “Las locas y la inquisición”, “Algunos aspectos del sexo entre los nahuas”, “Los burdeles y la decadencia de la conversación”.

  Dos pulgares arriba para el género y para la libertad de todos los ensayistas del mundo (“¡uníos!”)…