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Spreen |
Hubo un tiempo en que
se les abría todas las puertas a los conquistadores y a los generales. Después
habrá sido el turno (dependiendo de épocas y lugares, estamos generalizando
caprichosamente…) de los bandoleros, de los poetas, de los grandes científicos
y por supuesto, de las bandadas de burgueses empresariales. Cuando yo era un
niño, ser actor era un trabajo no muy bien visto, resultaba más noble ser
siempre un empleado de oficina. Luego, durante la juventud, entendí por qué todos
querían ser actores, actrices de lo que fuera: cine, teatro, telenovela o
circo; cualquiera de esas actividades, deparaban dinero y fama. Hoy, es el “cuarto de hora” de los influencers.
Para colmo de bienes, no se necesita demasiada preparación académica para
intentarlo. Basta con algunas cualidades, algún relativo talento y una
habilidad prodigiosa para retrucar pavadas en las esgrimas verbales. Eso sí, se
enfrentan a una competencia sin comparación posible con ninguna otra actividad
desarrollada en la Historia de la Humanidad, forzados como están a inventarse “contenidos”
de manera asidua y eficiente…
Todo esto viene a
cuento porque, por estas tierras, esta semana un director técnico de un club de
fútbol de primera división (Deportivo
Riestra), puso en cancha a un streemer,
un youtuber o influencer o todo eso (Spreen).
No nos tomamos la molestia de averiguar la causa, si fue por alguno de esos
desafíos mentados, por apuestas o lo que sea. El asunto es que causó revuelo y
me atrevería a decir que casi el total rechazo de todo el mundo futbolero del
país, que es como decir de todo el país en este país… No lo sumaron en un
partido amistoso o en una práctica sino en un partido oficial donde había mucho
en juego: estaba enfrente un equipo (Vélez Sarsfield) que, actualmente, tiene muchas posibilidades de
campeonato. Cabe aclarar también que, para quitar rápidamente al joven del campo de juego, se forzó
una falta, un foul que, siendo como se juega aquí, se trató de un verdadero y
riesgoso patadón a un contrincante. No se olviden, puñado de entusiastas
lectores, que aquí se practica el fútbol como si la vida estuviera en juego, no
por nada la selección Argentina ostenta,
en la actualidad, la categoría de bicampeona de América y campeona del Mundo…
Creo que los más
dolidos fueron, paradójicamente, los jóvenes. Porque les aseguro que son miles,
acaso cientos de miles, los jóvenes que aspiran a llegar a jugar al menos, un
minuto, sí un minuto, en un equipo de primera división. Para ello entrenan
duro. En Argentina los clubes exigen
días de concentración, lo que supone que jugadores y aspirantes a jugadores
profesionales, lleven una vida que, por momentos, se asemeje a la de los antiguos
monjes medievales. Baste como prueba que, cuando se les pregunta a los
jugadores consagrados qué fue lo que más les costó en su carrera, la mayoría no
duda en decir que un poco lamentan haber perdido momentos festivos de su
juventud…
Por eso, para los
jugadores y los jóvenes que quieren serlo, que aparezca un influencer en una cancha de un partido de campeonato de primera
división, les resultó como una bofetada, pero una bofetada de las tremendas.
Los tenemos en los
teatros sin ser grandes actores, en los filmes, en las canchas, también en los
rings de box y UFC, y en infinidad de actividades. Sin ir más lejos, un
afortunado influencer es ahora
presidente “de carambola” (lo cito
textual) basando su campaña en recorrer cuanto espacio tuviere y le dieren,
insultando de manera grosera y dolorosa a todos los que luego llamó para formar
parte de gobierno, quienes también aceptaron “honrados” y gustosos.
Es su “cuarto de hora”, una metáfora que nos
dice: “es su momento”. Lo que nunca
se sabe de esta metáfora es cuántas horas tienen estos “cuartos de hora”…
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actual Presidente |