jueves, 11 de diciembre de 2025

Fórmula 1, dramatizar para existir

 


 Trataremos de sintetizar el tema para no abundar en datos que ya abundan en cualquier sitio virtual comprobable:

 La “F1” hasta el 2019, era una actividad menguante en muchos aspectos: público asistente a las pistas, público seguidor en general no presencial, difusión, patrocinadores, publicidad, y etcéteras. El altísimo costo de poner a andar vehículos cada vez más sofisticados, la ingeniería, los diseños, mantenimiento, pilotos, en fin, todo lo que supone poner a andar de modo competitivo la Fórmula 1, no estaba siendo una actividad redituable en vistas al futuro cercano y muy cercano.

 No obstante, se encontró la solución.

 Muchos dicen que la magia comenzó con una serie de la plataforma Netflix: “Drive to Survive” (“Conducir para sobrevivir”), que no es otra cosa que una serie documental que ofrece una mirada “tras bambalinas” tanto de pilotos como así también de cada persona que tenga que ver de manera cercana o no tanto a la actividad, teniendo como eje central, por supuesto, las carreras del Campeonato Mundial de Fórmula Uno.

 En definitiva, hubo que poner a visualización del mundo cuestiones que no eran visualizadas hasta entonces. Desde sus orígenes, las carreras de F1 era una actividad de señores bastante serios, algo parcos diríamos; los resultados de las carreras y las competencias eran la noticia principal, lo demás, lo demás importaba muy poco.

 Pero, a partir del 2019 y como estrategia efectiva para captar al gran público mundial, comenzamos a saber intimidades, cuestionamientos, asuntitos privados, conflictos simples, conflictos complejos, gustos de los pilotos, cuestiones de técnicos y mecánicos, managers, empresarios afines y muchos más.

 El resultado fue formidable, la Fórmula Uno se convierte (o vuelve a convertirse) de pronto en un fenómeno pasional planetario. Las redes sociales, toda la actividad virtual y por supuesto la parafernalia periodística estalla con ese puntapié de Netflix hasta ahora in crescendo sin pausa y de manera superlativa.

 Por eso es que vemos a pilotos mientras comen, mostrándonos donde duermen, dialogando entre ellos con y sin cierta tensión, comentando sus gustos personales, presentándonos sus mascotas, bañándose luego de la competición, incluso hasta contestando preguntas tan imbéciles como: “¿Cuánto tiempo antes de una carrera evacuas tus intestinos? Todo suma, todo sirve al objetivo final.

 Claro que, no pueden faltar ciertas observaciones perspicaces que también surgen de la matriz resignificante que propuso “Drive to Survive”: comentarios falsos, escenas montadas, importancia indebida para las sesiones de prueba y práctica, sobredramatismo, tergiversaciones de ciertos eventos dentro y fuera de las pistas y aledaños…

 Era esperable.

 Si se trata de gestionar fama y dinero para todos, se puede sacrificar un poco (o bastante) la realidad…