En esta ciudad sureña, el clima era, hasta hace un poco un “niño
imprevisible”.
Lluvias y soles, viento cálido y heladas hacen de las suyas sin solución de
continuidad.
Pero, desde hace muy poco tiempo algo ha cambiado, el pronóstico del
tiempo, no falla. Si se anuncia un chaparrón para las tres de la tarde y son
las dos y media con un sofoco bajo el sol, apueste a que todo cambiará de
repente y se saldrá mojado.
Los habitantes de esta ciudad se reían de los antiguos pronósticos, se mofaban de ello y confiaban más en artilugios caseros que en la
palabra de los académicos del clima.
Pero ya no es así, se está cumpliendo a rajatabla lo que se predice. Si
bien sigue siendo la ciudad en la que uno puede experimentar las cuatro
estaciones en un solo día, eso no quita que ahora todo sea pre-anunciado.
Es como, si luego de una sesión de besos apasionados, viniera un tercero y
te dijera: “Mira que tu novia va a dejar de amarte a las 14:32” y así sucediese…sin
más…
La predicción tiene algo de triste…
Creo que prefería la sorpresa.
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