En este sitio del mundo, cuando el Indio Solari,
anuncia que dará un nuevo recital, se produce una conmoción masiva entre sus seguidores.
No quiero fastidiar con aclaraciones: quien fuera líder
de la banda de Rock, “Los Redonditos de Ricota”, siempre logra una fascinación
que no procede de ninguna innovación musical sino de cuestiones sociológicas
que apenas me atrevo a intuir.
Sus seguidores, y acaso las cifras lo confirman, se
jactan de protagonizar el “pogo” más grande del mundo.
Esos mismos seguidores son los que bautizan a cada
recital de Solari como “Misa”, la “Misa Ricotera”, en los años de la banda, y
la “Misa del Indio” posteriormente. Entiendo que obedece a darle al asunto un
carácter de sacralidad.
Acaso no saben, o sí pero lo asumen, que una misa es
un ritual y que no hay ritual sin víctima, es decir sin sacrificio, es decir
sin muerte…
En la misa de los católicos ese sacrificio es el
de Cristo que se renueva, según se cree, en la transformación en pan (cuerpo de
Cristo) y vino (sangre de Cristo). Si bien, ya no debe morir otro en cada misa
católica, la esencia es la misma.
Y si el movimiento que lidera desde hace décadas el
señor Solari constituye una misa, es decir un ritual no es extraño que cumpla
con su pura esencialidad: el sacrificio al dios…
Digo esto porque alguno busca explicación a las dos
muertes que resultaron de su último recital del 11/03/17.
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