Hay placeres que son ridículos, no obstante,
efectivos.
Mi gozo algo absurdo es cuando en una entrevista, el
entrevistador se despliega cual sabedor universal con una extensísima pregunta
y recibe a cambio una respuesta tan escueeta como suficiente.
Dos pulgares arriba para “Dulce Pontes”:
“–Canta una zamba, un huayno, piezas de géneros de raíz folclórica
argentina, que otros intérpretes se han formado escuchando y cantando desde la
infancia, como usted en el fado. ¿No le da miedo encarar estos géneros
“ajenos”, que tienen sus propias reglas y sus tradiciones rígidas?
–No.”
No aparece el nombre del entrevistador…hace bien en
no aparecer…
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