viernes, 17 de enero de 2014

“Bucarofagía”, hábito raro, raro, raro…


He visto en algún poema, muy bien usada la palabra “búcaro”, que eran (son) los “búcaros”, esas jarras de barro.

Pero se comían, es decir, algunas personas las comían.

Transcribo una cita interesante que encontré por allí…tan poco serio estoy con las citas…

“Hábito singular del siglo de oro español fue, entre las damas de la nobleza el comer barro, dando pequeños mordisquitos a búcaros, siendo los más apreciados los portugueses, especialmente los de Estremoz, y los traídos de Nueva España.

Esta costumbre generaba un trastorno llamado opilación (una especie de clorosis o anemia) que entre sus varios efectos opilaba o tapaba ciertos conductos, sirviendo para cortar hemorragias (en especial menstruaciones abundantes) o dar una extrema palidez al rostro (como reflejo de la crisis biliar que producía en el hígado), en aquel tiempo signo de belleza. También se le imputaban efectos anticonceptivos y alucinógenos.”



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